Memoria y lenguaje como base del hombre moral en Epicuro

domingo, 6 de abril de 2014



El recuerdo del que habla Epicuro en su carta a Idomeneo nos conduce a la memoria, otorgando a la vida un sentido de plena felicidad. Una felicidad que supera cualquier dolor.

Para Epicuro, es inútil basar el logos en el mito. No será éste, si así actuamos, un logos propio de la verdadera filosofía. Y el pensamiento platónico, según Epicuro, no ha destronado al mito, pues todavía está vinculado con lo legendario. Su filosofía está enraizada en esas narraciones, las cuales tienen un gran valor de sugestión.

Es importante recordar que los mitos se han conservado a través de los poetas y no a través de los filósofos, lo cual nos hace ver cuán diferente es el origen del discurso poético al del mundo filosófico.

Pitágoras ya identificó a la memoria con la mónada que limita al apeiron. Lo aprisiona dando estabilidad y firmeza. Y de esta concepción es sucesor el propio Epicuro.

Mnemósine, por Dante Gabriel Rossetti.
La Diosa Mnemósine, hija de la Tierra y el Cielo, tiene como hijas a las Musas, las que en la antigüedad gozaban de los poderes responsables que hacían que los poetas recordasen los contenidos de sus relatos. El propio verbo recordar significa propiamente saber. Mnếmē, memoria, es conservación de una sensación, y por tanto, la Diosa simbolizaba la representación del universo mental. Ese era su valor. Ese saber, ese recuerdo que era visión. Visionamos, sacamos a la luz aquello que estaba oculto.

Platón intenta racionalizar a Mnemósine concediéndole un papel semejante al que le han concedido religiosidades como la órfica. No reniega del origen mítico de estas creencias, por eso recuperará ciertas tradiciones epistemológicas mitológicas dentro de cierta religiosidad. Será la memoria un instrumento para el ejercicio filosófico. Para Epicuro, en cambio, la memoria jugará un papel completo, sistemático y desde un enfoque profiláctico, pues así lo necesita el hombre epicúreo. Aboga por recuperar aquello ocultado, lo olvidado, la alétheia. Así la memoria se va a construir tanto en el logos, como en el ortho logos que lleva a la acción.

Hay pues para Platón un conocimiento por parte de una gente y otro por parte del sabio.

Epicuro lo que hace a través del hedonismo es barrer el objeto e impedir la construcción de un lenguaje que no remita a la naturaleza humana. Sabiendo que el hombre en el logos puede establecer una relación correcta, nos podremos entender. Establece la existencia de nociones comunes. Una base sólida sobre la que construir una comunidad que convierta en significativo el lenguaje. Las prolepsis juegan esta función, de ahí que si queremos entender de un modo total la filosofía de Epicuro debamos conocer a pie juntillas, y de modo propedéutico, su planteamiento físico.

Así pues, todo lo que al hombre le interesa está contenido en el lenguaje. De ahí que insista tanto en el bienestar del vientre para afianzar la importancia de la sensibilidad para la comunicación y por tanto para el placer.

A través del lenguaje el hombre puede intervenir en su constitución física. Interviene en el levantamiento de esas murallas, pues recordemos que para Epicuro la filosofía es esa actividad que con discursos y razonamientos procura la vida feliz. Es donde se proyecta la realidad individual: el hombre moral. Está sus manos, pues es capaz de intervenir en el orden de su estructura atómica gracias al lenguaje, el admitir o rechazar las palabras. Será cosa suya aceptar o resistirse a las imágenes transmitidas que le benefician o le perjudican. El hombre moral rehusará pues el lenguaje de los falsos fines, propios de la política, de los artificiales discursos que muestran multiplicidad de fines distintos al verdadero y único fin posible, la felicidad.

En la prudencia va a consistir la buena administración del lenguaje. Antídoto y terapia. Del mismo modo que el veneno de la serpiente puede curar o matar en función de la dosis, el lenguaje vacío puede ser un veneno contaminante, mientras que el lenguaje verdadero advierte contra este primero y habla del modo de proceder ante el placer y el dolor: hay un logos único y común entre amigos pues se regula la dosis de placer y dolor.

No es el filósofo un asceta pues el logos es principio activo. Se abre así toda posibilidad para la vida entre semejantes.
Ibán Arévalo Bernabé


8 comentarios:

Tierralandia dijo...

Es esto el inicio de un gran blog?

domi dijo...

Hola muchacho. Me sorprende mucho el mundo de las ideas filosóficas que transmites. Todos las hemos estudiado, pero lo que realmente creo que planteas y quieres transmitir es lo que verdaderamente importa, de amigo a amigo, venenosamente ignorante y venenosamente sabio, dejate llevar por el principio activo que llevas dentro, con el lenguaje en todos sus medios y sentidos y siempre habrá un lenguaje o vida comprensiva entre semejantes. La nueva Sociedad del Conocimiento nos exige no dejar de pensar y aprender. En eso andamos. Un saludo y abrazzoteeesss para todos vos.

domi dijo...

Bueno te escribo un pequeño texto que a mi me resultó bastante significativo sobre diferentes maneras de interpretar una misma situación. Filósofos a parte.
"Cuenta un columnista Sydney Harris que, en cierta ocasión acompañaba a comprar el periódico a un amigo suyo, quién saludó con cortesía al dueño del quiosco. Este le respondió con brusquedad y desconsideración. El amigo de Harris, mientras recogía el periódico que el otro había arrojado hacia él de mala manera, sonrió y le deseó al vendedor un buen fin de semana. Cuando los amigos reemprendieron el camino, el columnista le pregunto:
¿Te trata siempre con tanta descortesia?
Si, por desgracia.
¿Y tú siempre te muestras igual de amable?
Si, Así es.
¿Y por qué eres tan amable cuando él es tan antipático contigo?
PORQUE NO QUIERO QUE SEA ÉL QUIEN DECIDA COMO DEBO ACTUAR YO.

Cada persona es el actor de su propia vida, no un re-actor ante lo que dicen o hacen los demás. Incluidas las ideas filosoficas.

domi dijo...

por cierto, aunque hace tiempo que no lo actualizo, mi blog, es mepicalahumanidad, visitalo que de vez en cuando pongo alguna cosa poco interesante.

caniggia dijo...

Esperemos que así lo sea Glòria. Como mínimo intentaremos refrescar las memorias de aquellas personas que se quieran asomar a este espacio. Seguro que tu participación es un muy buen termómetro para ver si vamos por el camino correcto. Un abrazo

caniggia dijo...

¡Grande Domi!

Maravillosa sorpresa el encontrarme con tus comentarios, primero por ti mismo y luego por lo mucho que éstos aportan. He tenido la suerte de hacer este curso una asignatura sobre Epicuro, con una profesora maravillosa, María Isabel Méndez, y me he lanzado al barro con este artículo. ¡Uno que es osado!

La intención del escrito es presentar filosóficamente el carácter del blog dando apoyo a la idea de la memoria a través del lenguaje entre comunes. Y no simplemente como idea, sino a través del hombre moral, es decir, más allá de la teoría, a través de acciones. Por eso este espacio pretende poner en acción trabajos necesarios de recordar pues tras ellos no se esconde nada más que aquello que anhelamos ser: dignos.

caniggia dijo...

mepicalahumanidad.blogspot.com.es

¡Lo iré visitando!

caniggia dijo...

La regla de oro de la ética se desprende de ese texto. "No trates a los demás como no quisieras que te tratasen a ti mismo" o "Trata a los demás como a ti te gustaría ser tratado". Me parece bien, desde luego. Ahora bien, vamos un poco más allá. Te pongo un ejemplo:

Una mujer siempre que entra al metro saca su teléfono móvil y juega a un juego. O bien mira qué está ocurriendo el las redes sociales, o bien chatea directamente con sus contactos. Esto le obliga durante repetidas veces a olvidarse su chaqueta en el asiento, o bien se le cae y alguien atento simpre acaba alertándola y ella acaba recuperando su prenda. Ni siquiera da las gracias, y continúa su relación amorosa con el celular.

¿Podemos pensar que esta persona es actor de su propia vida o la vida se le escapa?

¿Si uno es el que siempre acaba alertándola no se convierte éste en una especie de siervo de un ser inconsciente?

¿Es que no es actor de su propia vida aquel que deja de ir al quiosco del anipático dueño, o aquel que piensa que si la mujer del metro pierde una chaqueta de una vez por todas igual gana una conciencia?

¡¡¡Ya tenemos lío!!! :)

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